domingo, 12 de febrero de 2012

Donjimeno

Donjimeno.
La historia de Donjimeno se enmarca en la de los demás pueblos de esta zona de la Moraña, dentro del proceso repoblador que siguió a la conquista de Toledo por parte de los reinos cristianos a finales de siglo XI; al igual de otros pueblos cercanos, es posible que se formara a lo largo del siglo XIII. Su historia no recoge ningún hecho relevante, parece haber sido un pequeño pueblo agrícola que se ha mantenido durante estos siglos con baja poblacion, nunca superior al medio millar. En los Archivos se encuentran documentos antiguos de Pleitos por tierras, por privilegios no respetados, o por otras disputas con vecinos de otros pueblos.

Madoz describe así Don Jimeno en el S.XIX: " Tiene 40 casas medianamente distribuidas y con las proporciones necesarias al género de vida de sus habitantes; hay una plaza de figura irregular, casa de ayuntamiento, escuela de instrucción primaria común a ambos sexos, a la que concurren 20 alumnos; un pozo de agua gruesa que utilizan los vecinos para sus usos. En los afueras se encuentra una hermosa laguna que sirve de abrevadero para el ganado"

Arquitectura civil.
Manzanos al lado de la iglesia.
Laguna helada.


Nuestra Señora de la Asunción: La iglesia de Donjimeno es un claro ejemplo de la pervivencia de las formas mudéjares en el S.XVI, tanto el templo como su esbeltísima torre se levantaron en esta centuria.

Portada Oeste.
Portada con arco encuadrado en alfiz.
Nuestra Señora de la Asunción.

La semejanza que podemos encontrar entre esta torre y la de Adanero no es casual puesto que se supone que Esteban Frontino hubo de intervenir como constructor en ambas edificaciones. Su chapitel de pizarra también recuerda al de la torre de San Nicolás de Bari, de Madrigal de las Altas Torres. La torre se erige en el lado norte de la cabecera y presenta un primer cuerpo macizo construido en ladrillo sobre el que se dispone una cornisa del mismo material con moldura de papo de paloma, que marca el arranque del campanario ricamente ornamentado.
Esgrafiado geométrico.
Torre con primer cuerpo macizo.
Campanario.
En el campanario se abren dos vanos por flanco enmarcados por recuadros, que se decoran con columnillas y se revocan con un mortero que recibe motivos esgrafiados geométricos, motivos que son frecuentes en los exteriores de algunas edificaciones históricas en Segovia pero también las encontramos en la Tierra de Arévalo y su conservación está amenazada en muchos casos ya que las restauraciones no los suelen respetar. Por encima de todo ello se dispone una balaustrada con bolas de piedra y un segundo cuerpo de campanas de menores dimensiones que se cubre con un chapitel octogonal de pizarra.

Campanario y chapitel
de pizarra.
Torre campanario que
destaca sobre el caserío.
Escaleras de caracol  que dan acceso
a la torre.
Torre, detalle donde se aprecian los dos cuerpos del campanario.
Segunda altura del campanario.
Vanos del primer cuerpo de campanas
Primeros vanos del
campanario.

Alberga en su interior tres altares siendo los colaterales idénticos y son del S.XVIII. El de la capilla mayor fue realizado hacia 1770 por José de Corzos, tallista de Arévalo, y se articula en tres calles de un piso cada una y un ático. Sustituyó al retablo anterior de Juan del Águila (hacia 1559).

Retablo del S.XVIII
a la izquierda.
Retablo del S.XVIII
a la derecha.

Interior del templo.




Las tallas de la Virgen con el Niño y la de San Sebastián son anteriores en el tiempo, documentándose su adquisición en la ciudad de Ávila por veinte ducados en 1579. Parrado del Olmo ha atribuido la imagen de la Virgen con el Niño a Pedro de Salamanca. Es también pieza singular un Cristo gótico exento que puede fecharse en el S.XIII.

San Sebastián.
Magnífico Cristo gótico.
La Virgen con el Niño.

San Roque enseñando
su herida al desaparecido
perro.
San Antonio.
Cristo gótico, detalle. Esta maravilla estuvo
durante años criando polvo en un cuarto
bajo las escaleras de la tribuna.


El el pequeño retablo del lateral izquierdo, el Cristo se ve rodeado por los motivos que suelen acompañar a estas tallas: en el fondo se sitúa el Sol y la Luna sobre un paisaje urbano. Las techumbres de las viviendas representadas tratan de reflejar su localización en una ciudad oriental con cúpulas semicirculares y medias lunas culminando los minaretes.

Cristo con el Sol, la Luna y un paisaje urbano oriental.

Entre los bienes destacan los ejemplos de yesería que podemos encontrar en esta iglesia, en el arco toral y en un altar situado en la nave lateral. El arco toral es modelo único en el mudéjar abulense: su intradós se ornamenta con exágonos separados por estrellas de cuatro puntas, realzados con piñas, decoración que recuerda a la techumbre de Peñaranda de Duero, ejecutada en el primer tercio del S.XVI.

Exágonos con estrellas y piñas.
Nave y arco toral.
Detalle del arco.
El altar o retablo de yesería, se organiza mediante un arco sobre columnas y aparece rematado por un frontón triangular, dentro de una estética claramente renaciente. Al igual que sucede en la carpintería y aunque la obra hay que fecharla a mediados del S.XVI, se incorporan también motivos arraigados en el mudéjar, como son las lacerías de estrellas de ocho puntas y cruceta que se distribuyen en el espacio situado entre el vano central y los soportes de los extremos.

Estrellas de ocho puntas.
Lacerías.
Retablo de yesería.

Textos: María Isabel López Fernández en "La arquitectura mudéjar en Ávila"; Jorge Díaz de la Torre en Un reino de ladrillo y adobe"; Madoz en "Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar" y apuntes de diferentes webs.

Más fotos: