domingo, 10 de febrero de 2013

Montuenga

Panorámica de Montuenga.
  El pueblo de Montuenga a lo largo de toda su historia ha estado vinculado a la Villa de Arévalo y su Tierra, aunque tras la división provincial del año 1833 pase a depender de la provincia de Segovia y, desde el año 1955, su parroquia se integre en la diócesis de Segovia. Formó parte desde la Edad Media del tercio de la Vega y del sexmo de Orbita. En Montuenga se reunían los procuradores de las distintas aldeas de este sexmo (Gutierre Muñoz, Orbita, Espinosa, Montuenga, Codorniz y Aldeanueva del Codonal).
El nombre de Montuenga se debe a dos circunstancias, una de índole natural y otra de índole histórica. La primera consiste en que el pueblo se construye sobre un altozano (Mont). La segunda en que muy posiblemente sus fundadores, allá por el siglo XII, procedan de otro pueblo, situado más al norte de Castilla, pues este nombre se encuentra en sendos pueblos de Soria y Burgos. Esta costumbre de llamar al pueblo de los repobladores conforme al lugar de donde ellos proceden, ha sido frecuente a lo largo de la Historia.
A mediados del siglo XIII Montuenga tiene 120 habitantes, mientras que su despoblado de Navalperal del Campo contaba con 160. A finales del siglo XVI, Montuenga tiene 100 habitantes y Navalperal 415 (por entonces Navalperal era mucho más importante y tenemos noticias de la existencia de un convento). A mediados del siglo XVIII Montuenga tiene 260 y Navalperal del Campo ya había desaparecido, agregándose su término al de este pueblo. En los últimos 90 años de su historia ha sido uno de los pueblos más adelantados de la comarca en cuanto al éxodo migratorio. Ya en los años 20 del pasado siglo algunos de sus habitantes cruzaban el Atlántico para “hacer las Américas”. En los años 40 y 50, cuando a los demás pueblos no había llegado todavía la fiebre migratoria, ya en Montuenga se emigraba a Madrid, más que a trabajar en el sector industrial, en el sector servicios como porteros o camareros. Hoy en día tiene censados 130 habitantes, aunque muchos descendientes de aquellos emigrantes han elegido Montuenga como su segunda residencia.

Arquitectura popular.
Calle Carrañabas.
Arquitectura popular.

   Cuando pasamos por este pueblo conviene hacer un alto en el camino, subir hasta el emplazamiento de su iglesia y de su viejo cementerio para contemplar desde este balcón, en un día claro, el magnífico paisaje de la tierra morañega, los contrastes cromáticos de sus pinares y de sus tierras de cultivo, las cuencas fluviales del Voltoya, del Adaja, del Arevalillo y hasta del río Zapardiel. Como fondo, por el SO la sierra de Ávila y por el SE las sierras de Madrid y Segovia.


Vistas de Montuenga.
Arco enmarcado en alfiz.
Torre óptica de Codorniz.
Orbita y Espinosa desde el campanario
al fondo la Sierra de Ávila.
Arquitectura popular.
Vistas desde el campanario. 

  Al despoblarse a finales del siglo XVII el antiguo pueblo de Navalperal, sus tierras se agregan al pueblo de Montuenga, ya que desde el punto de vista de jurisdicción civil, es Tierra de Arévalo, pero los bienes y el patrimonio eclesiástico pasan a la parroquia de Martín Muñoz de las Posadas, pues eclesiásticamente la parroquia de Navalperal es aneja a la de Martín Muñoz. Parece ser que en Navalperal se encontraba un cuadro del Greco, “El Calvario”, y tras su desaparición se llevó a la iglesia de Martín Muñoz, donde se conserva actualmente.
  La fiesta del 24 de Agosto, el día de San Bartolomé, ha sido tradicionalmente un foco de atracción para los habitantes del contorno. Fiesta tradicional de finales del verano, fiesta de acción de gracias por coincidir con el final de la recolección de la última cosecha, día en que desde tiempo inmemorial se solían pagar en especie los censos o rentas anuales: ”a pagar por el día de San Bartolomé de agosto veinte fanegas de trigo limpio, seco e bien medido”, conforme rezan algunos escritos ya desde el siglo XVI.


Iglesia de San Bartolomé.
Iglesia de San Bartolomé.
  La iglesia se encuentra en una elevación del terreno situada en el extremo oriental de la localidad. Su entorno está cuidado y cuenta con la presencia del cementerio adosado al muro meridional.
  La circustancia de encontrarse aislado, hace que destaque todavía más la imponente cabecera de este templo; se trata de un único ábside ultrasemicircular, formado por un alto basamento de mampostería que remata en un friso de esquinillas. Éste da paso a una teoría de arquerías de medio punto de sencilla disposición. Abarcando todo el tambor se disponen, a la vista, una serie de doce arcos de medio punto. Siguiendo un orden de Norte a Sur, nos encontramos con seis esbeltos arcos doblados de medio punto, otro sencillo más estrecho, y en el centro, con la presencia del único vano presente en el conjunto original, hoy cegado. A continuación se repite el tipo de arco doblado, en un grupo de cuatro. La presencia de otros dos arcos iguales, ocultos sobre la sacristía, sin duda posterior, lleva a pensar en una disposición totalmente simétrica de este elemento, que se remata en la parte superior por una cornisa de series de frisos de ladrillo en esquinilla.


Remate superior con una serie de
frisos en esquinilla.
Ábside ultrasemicircular, con los
seis arcos doblados de medio punto.
Arco oculto sobre la sacristía.


Ábside y campanario con
aparentes similitudes a
otros templos de Sahagún.
  Posteriormente se añadió un campanario, con aparentes similitudes a algunos ejemplos de la zona de Sahagún, construido a partir de cajones de mampostería entre verdugadas de ladrillo y refuerzo de este mismo material en las esquinas. Su cuerpo de campanas resulta moderno.
  Del mismo material que el campanario y en similar disposición, son los muros de caja de este templo; mampostería y verdugadas de ladrillo, con un ornamental friso de ladrillos a sardinel corriendo a modo de cornisa por todo el muro. Tanto en el muro meridional como en el septentrional, aparecen unas portadas de ladrillo de casi idéntico aspecto; la meridional actualmente cegada se abre al cementerio y se compone de un triple arco apuntado, enmarcado por un alfiz rectangular, rematando este en su parte superior un par de frisos de ladrillo a sardinel dispuestos entre cadenas del mismo material, Del Moral propone la existencia en este costado de un pórtico, que no llegó a ver, pero del que describe sus huellas. Muy similar se presenta la del lado opuesto, cuyo conjunto hoy está oculto por un añadido barroco. Se trata de un arco doble apuntado y alfiz, todo ello en ladrillo. A pesar de lo complicada que resulta su visión parece contar con idéntico remate en la parte superior del alfiz.


Portada Norte que parece contar
con idéntico remate en alfiz al de
la portada Norte.
Torre campanario construido a partir de
cajones de mampostería encintados
por verdugadas de ladrillo.
Portada Sur  de arco triple
apuntado, enmarcado en
alfiz y dos frisos en nacela.

  En el interior se encuentra una iglesia con nave única, sencilla y de aseado aspecto, que a partir de un arco toral de transformada y complicada apariencia barroca (para hacerse una idea de su aspecto original quizá sea más conveniente abstraerlo desde la forma que aún conserva el que acoge el retablo mayor), da paso a una cabecera que ha llamado la atención de cuantos estudiosos se han acercado a ella. Se trata de un espacio prácticamente cuadrado que se abre en tres de sus lados en pequeños ábsides semicirculares a modo de exedras. Se origina así una originalísima cabecera triconque, que como ya se ha visto, nada manifiesta al exterior. Estos espacios absidiales se cubren con bóvedas de horno mientras que el central lo hace con una cúpula de media naranja sobre pechinas.


Cabecera triconque desmentida al exterior, con bóvedas de horno a los laterales y cúpula de media naranja en el centro.

  Una vez descrita esta cabecera en su pequeña monografía sobre este templo, Del Moral destaca dos aspectos que le causan extrañeza; de una parte el encuentro entre la cabecera y la nave, "el grueso de los muros en su unión con el ábside, es mínimo, cosa que no deja de chocar (...)". De otra, la torre, concretamente sus apeos, ya que "se alza sobre el crucero" cuestiones ambas que incidirían en la importancia que cobró este elemento en el conjunto del templo.

Arco toral de transformada apariencia.
  Las relaciones que se pueden establecer son múltiples, pero, por lo cercano, hay que referirse a La Lugareja, Fuentes de Año y Blasconuño de Matacabras, en lo que se refiere a la cúpula y a Barromán, por lo singular de su organización triabsidial, desmentida al exterior, localidades estas que pertenecen a la diócesis de Ávila, la misma a la que históricamente pertenecía Montuenga.
  Del Moral considera que su construcción debe ubicarse en el primer tercio del S.XIII, aspecto que a falta de constancia documental, se considera como válido.

Textos: Ángel Ramón González González en "Lallanura.es" y Románicodigital.com.
Enlaces: