domingo, 15 de enero de 2012

Fuentes de Año

Fuentes de Año

Madoz vio en la localidad..."una fuente de buenas aguas con dos caños y un magnífico pilón que sirve de abrevadero"...Hoy día podemos contemplar a la entrada del pueblo los restos de un molino y lo que serían los portones de suministro de agua al mismo. Quizás la abundancia de manantiales y regatos de agua hicieron que el pueblo recibiese el topónimo de "Fuentes".
El casco urbano del pueblo, tiene forma de triángulo, formado por las dos vías que la configuran, la antigua calzada Arévalo-Peñaranda, que entra por la calle de las tres cruces y sigue por la de la calle Larga. La otra es el camino de Bercial, que entra por el Norte del pueblo y sale por la calle Las Eras, continuando por el camino de Don Jimeno, era parte de la antigua colada de la Mesta, llamada "Colada de la Carravila", que conectaba Madrigal con la Cañada Real Leonesa Occidental, que pasaba por la Ermita del Cristo de los Pinares.
Restos del Molino en el
cauce del Arroyo del Valtodano.
El más primitivo emplazamiento del pueblo, donde aún hay restos de materiales, es la zona de los Villares, cercano al cauce del arroyo del Valtodano. Al otro lado de la orilla, donde está el molino de arriba, los romanos construyeron un poblado, bastante extenso, pues hay restos de construcciones, en un perímetro, calculo que de más de seis hectáreas. Es significativo, que las antiguas eras, propiedad del Concejo, donde se trillaban los cereales, estaban en esa zona, donde terminaba el poblado. El terreno de esa zona está muy parcelado por las eras que eran veinticuatro y huertos para la hortaliza.
Otros emplazamientos urbanos posibles, por los topónimos del pueblo, son junto al prado del Valsálido, en un sitio denominado la "Cordobilla", tal vez un poblamiento morisco, pues así se denominaba a los moriscos de Córdoba. Hay un camino que se llama "camino de los moriscos", más alejado de esta zona que puede tener relación con estas gentes. Otro topónimo, a unos 500 metros de la "Cordobilla" es "La Torre", donde no hay ninguna elevación, está en plena llanura donde se ven muchos pueblos a la redonda, es posible que se construyera una torre de vigilancia, aunque no existe ningún resto de materiales ni memoria de ella.
El devenir histórico de este pueblo está marcado por su pertenencia al señorío del Conde de Valdeláguila al igual que el cercano despoblado de Raliegos.
La Plaza de Fuentes de Año no es fruto del ensanche de una calle como ocurre en muchas localidades de la zona. En este caso se planificó su trazado y los edificios que la conforman guardan una fisonomía homogénea, utilizando una fábrica constructiva típica de la comarca. Un ejemplo es el Ayuntamiento, un bonito edificio en ladrillo. En una de las esquinas de este espacio urbano se localiza el Palacio del Conde de Valdelágila, notable caserón en ladrillo aunque su base es de sillería de granito. Se data en el S.XVI, habiendo sido modificado por la apertura de ventanales y el tapiado de otros vanos originales. Aún con ello, guarda un toque de magnificencia indudable. En una de sus esquinas se encuentra el blasón del linaje al que perteneció la edificación.
Blasón.
Palacio de Valdelágila
Torre del Palacio

Nuestra Señora de la Asunción:

Es uno de los templos de más difícil lectura, pues su planta es muy compleja y es el resultado de las distintas reformas llevadas a cabo en el mismo, a la iglesia original se añadieron diversas capillas y dependencias, primero en el S.XVI y más tarde durante el Barroco.
Esta iglesia presenta la particularidad de contar con dos torres. Una es una torre fuerte situada a los pies del templo, de planta circular construida con fuertes argamasones y que posiblemente fue una antigua atalaya. La otra se dispone sobre el tramo recto del ábside, corresponde al campanario que se configura a modo de cimborrio, que en su interior se cubre mediante una cúpula de media naranja sobre pechinas, es de planta rectangular y en ella se abren vanos semicirculares carentes de ornamentación, dos en los lados mayores y uno más esbelto en los menores.

Ábside mudéjar.
Torre del Reloj
Torre del reloj
desde la Plaza.
Todos estos elementos hacen que su cabecera mudéjar pase casi desapercibida. Se organiza con un único orden de arquerías  dobles cegadas  levantadas sobre un zócalo de altura desproporcionada. El modelo es similar al de Constanzana. Tras el retablo barroco del altar mayor puede verse la decoración interior del ábside en el que se repiten las arquerías del exterior rematado por un friso de esquinillas y otro a sardinel, y en él quedan restos de unas pinturas murales.
Pinturas murales.
Pinturas murales.

Pinturas murales.



En el interior, las tres naves se separan por formeros perfilados con pomas, que posiblemente responden a una reforma realizada en el S.XVI, similar a las llevadas a cabo en otros templos, y vendrían a sustituir a los arcos de ladrillo de la primitiva iglesia.
Bóveda estrellada de la
sacristía.
En los primeros años del S.XVI debió realizarse la capilla que hoy es sacristía; es de planta cuadrada y se cierra con una bóveda estrellada.
Se conservan en ella dos arcos con yeserías, uno de ellos es un interesante arcosoleum que cobija un sepulcro que parece haber sido trasladado y fechable en el S.XIV, las yeserías decoradas con cardinas de este arcosoleum nos permiten datar esta obra a finales del S.XV.
Sepulcro en la sacristía.
En el sepulcro se ha colocado la estatua yacente del patrono de la capilla, del que se desconoce su nombre, pues sus descendientes se negaron a seguir costeando los gastos de la construcción tra su muerte, por lo que se eliminaron todos los signos que hicieran referencia al mismo.
Hachero.
Las bóvedas de yeserías barrocas ocultan una armadura de par y nudillo, incompleta, que era ochavada con tirantes dobles, sin decoración. Parte de sus restos están distribuidos por el templo.
Hay en el interior bienes muebles de gran interés y calidad artística. Una de las piezas más interesantes es un hachero que se encuentra en el interior de la capilla que hoy es baptisterio, cuyo valor estriba tanto en su calidad artística como por el hecho de que son muy pocos los que han llegado a nuestros días.
Parrado de Olmo considera que puede atribuirse a Juan Rodríguez por la decoración que recibe de tallos vegetales y que puede fecharse en torno a 1540.
Retablo de la Encarnación
Una de las obras más sobresalientes es el retablo de la sacristía que puede fecharse en los primeros años del S.XVI, dentro de un estilo pictórico que se debate entre la tradición hispano flamenca y las novedades del renacimiento italiano. El guardapolvo es gótico pero la hornacina en la que se enmarca presenta ya una decoración naturalista de lenguaje renaciente. Está dedicado a la Virgen sobresaliendo los temas de la Anunciación, el Nacimiento de Cristo, la Adoración de los Magos, la Visita a Santa Isabel y la Presentación del Niño en el templo y en el banco de la Muerte de Cristo. Post atribuye esta obra al Maestro de Portillo.

En el retablo de la Encarnación, en la tabla superior derecha que representa la escena de la Natividad, observad como los ángeles que sobrevuelan la escena son de diferentes colores: dos de tonalidad natural, dos blancos y dos azules. Se trata de un extraño cromatismo sobre todo el de éstos últimos.
El resto de los altares y retablos distribuidos en el interior del templo son barrocos. En 1755 se dice que se haga un retablo nuevo para el altar mayor con la imagen de Nuestra Señora de la Asunción.

Detalle del Retablo de la Encarnación atribuido al escultor vallisoletano Maestro de Portillo:

La Visita a Santa Isabel.
Nacimiento de Cristo.



Adoración de los Magos.
Presentación del Niño en
el Templo.

La Anunciación.

Figuras de santos.
Figuras de santos.
Llanto sobre Cristo muerto.
Textos: Félix Sáez Muñoz en "Señorío de los Tapia. Calzada de Arévalo. Peñaranda y pueblos cercanos. Aspectos de la Tierra de Arévalo"; Jorge Díaz de la Torre en "Un reino de adobe y ladrillo"; María Isabel López Fernández en "La arquitectura mudéjar en Ávila".

Más fotos: