sábado, 24 de marzo de 2012

Moraleja de Matacabras

Moraleja de Matacabras
 
El pueblo se sitúa en un llano. Por el centro de la localidad discurre el Arroyo de la Cava. El caserío se distribuye en torno a tres calles que se sitúan casi paralelas, con las viviendas orientadas hacia ellas y sus traseras conformadas por corrales y dependencias similares que se abren a otras vías de carácter secundario.
  Si consideramos la densidad de población musulmana que habitó esta comarca en época medieval, no resultaría extraño que "moraleia" derivase de algún calificativo dirigido a estas gentes. Sin embargo, también sería posible que con este vocablo se quisiera aludir a la abundancia de zarzamoras en los alrededores. Resulta complicado decantarse por alguna de las dos posibilidades si tenemos en cuenta el vacío documental existente.

Iglesia parroquial de la Asunción de Nuestra Señora.
  La Asunción de Nuestra Señora:
  La iglesia parroquial de Moraleja, dedicada a la Asunción de Nuestra Señora, al igual que lo sucedido en otros templos, se fueron realizando reformas en su estructura con el fin de adecuar la misma a los gustos del momento. Por eso, de la inicial construcción románico-mudéjar, tan sólo resta una portada en el muro septentrional, ahora cegada, formada por un arco de medio punto con triple arquivolta, rematada por un friso de esquinillas. Todo ello se encuentra enmarcado por un alfiz. También de esta originaria iglesia se conserva un ábside decorado con las típicas arcadas de ladrillo pero se encuentra enfoscado y se ha adosado un contrafuerte con lo cual su aspecto queda desdibujado.
El resto del templo es de los siglos XV y XVI.

Iglesia de la Asunción de Ntra. Señora.
Fachada Norte.
Portada mudéjar cegada.

  Elemento singular es su torre que se encuentra a los pies del templo y por los motivos ornamentales de su cuerpo de campanas puede fecharse en los últimos años del S.XV y principios del S.XVI.
Construida en ladrillo, salvo su basamento que es de granito, se estructura en tres cuerpos. El primero es macizo, el segundo y el tercero, éste remetido, configuran un doble campanario. El interior se estructura en cuatro estancias, la inferior está incorporada a la iglesia y alberga el baptisterio y se cierra un un medio cañón, la segunda y tercera dependencia presentan el mismo sistema de cubierta y el último se cierra mediante una bóveda de paños.

Baptisterio, primera
estancia.
Escaleras hacia el
campanario.
Torre articulada en tres cuerpos.

Cuarta estancia con bóveda de paños.
Segunda estancia con bóveda de cañón.
Tercera estancia.
  El espacio destinado a campanario se abre con esbeltas ventanas de arcos de medio punto que aparecen encuadradas por arcos que parten de columnillas. En las enjutas se disponen roeles ornamentales. El interior de las jambas y el intradós  del arco se ornamentan mediante sabia interpretación en ladrillo de las características pomas o bolas de piedra de la arquitectura del periodo al que corresponde la construcción.       El campanario recuerda al que vimos en Donjimeno con originales adornos en ladrillo, habiendo moldeado este material hasta dotarle de un aspecto curvo. Observando estos ornamentos de pilastras y círculos debemos elogiar la labor de los artesanos que lograban crear tales efectos a partir de un material tan poco maleable como es el ladrillo cocido. Se remata con un barandal de ladrillo coronado por una moldura ondulada, como si de un almenado ornamental se tratara. El segundo cuerpo de campanas está remetido y se cubre con una cúpula de paños.

Adornos curvos en ladrillo.
Arcos que parten de columnillas, con
pomas en ladrillo en el intradós.
Roeles ornamentales en las enjutas y
el barandal de ladrillo.

Su interior se estructura en una sola nave y en el cuerpo bajo de la torre está la capilla bautismal que se cubre con un medio cañón.

Interior de la nave de la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora.

  Del interior llama poderosamente la atención el coro de madera, tallado de forma sobresaliente. Según María Fernández-Shaw posiblemente fue reducido cuando se llevaron a cabo las obras de reforma en el edificio. Los motivos ornamentales ocupan todo el espacio posible, en una especie de "horror vacui" que llevó a sus constructores a rellenar por completo su extensión.

Sotocoro, viga frontal.
Sotocoro con faldones triangulares.
Artesones triangulares.

El sotocoro ocupa las tres naves y se compone de artesones triangulares con tallas pero sin canes y se interrumpe por los faldones también triangulares de los ángulos, una organización inusual en otros coros de la provincia, que sin embargo podemos ver en la armadura de la nave central de San Nicolás de Madrigal, también está fragmentada por faldones quebrados. La decoración tanto de esta estructura como la de la viga frontal del coro puede relacionarse con la tribuna de Narros del Castillo y en ella vemos como se funden los motivos renacientes de espigas y ovas, balaustres y perlados con los mocárabes, lazos y piñas propios del mundo mudéjar. Puede fecharse en la primera mitad del S.XVI.

Lacerías.
Mocárabes.
Florones renacientes.
Encontramos variados motivos decorativos en esta tribuna y si los mocárabes y la lacería son motivos propios del Mudéjar, la estructura general y la lacería son propias del Renacimiento. Resultan únicos los soportes situados en los vértices a modo de pechinas, al menos con semejante caída, ya que alcanzan en su desarrollo a las paredes laterales. En el fondo, se cubre un hueco entrante en la pared con tres paños de lazo de dieciséis ataujerado.

Cubierta de tres paños de lazo de
dieciséis ataujerado. 
Soportes a modo de pechinas adosados a las paredes.


 El retablo Mayor se divide en tres calles y dos cuerpos más el ático. Se fecha su ejecución en torno a 1633. Debió contar con otros lienzos que complementaban el conjunto pero en la actualidad tan sólo conserva uno de la Inmaculada y otro de la Visitación. En el ático de forma curva se sitúa un grupo escultural de El Calvario.


La inmaculada.
La Visitación.
Retablo mayor.


San Sebastián.
Calvario.
San Roque.
La Asunción.

  También resultan interesantes, por encontrarse sin policromar, dos retablitos, uno del S.XVII con una imagen de la Inmaculada y otro del S.XVIII. Así hubieron de ser muchos conjuntos retablísticos antes de que las modas impusieran cubrirlos con pan de oro.
  En uno de los retablos laterales se dispone una imagen de San Roque. Se trata de un santo muy popular como protector de las enfermedades infecciosas ya que él mismo padeció la peste. Por ello se le suele representar mostrando una de sus piernas infectadas y acompañado de un perro, el único que le auxilió cuando fue abandonado a su suerte.



Retablo neogótico.
Retablo sin policromar
con la imagen del S.XIV
de la Virgen y el Niño.
Retablo sin policromar del
S.XVII.
Otro San Roque.


  Hay en uno de los retablos laterales una imagen tal vez del S.XIV y de un metro de alto, que representa a la Virgen dando una manzana al Niño, puesto de pie sobre sus rodillas y acariciándola, cabezas y manos demasiado grandes, ropas doradas.
  La pila bautismal en piedra data del S.XVI y el órgano como la mayoría de los que encontramos en las iglesias morañegas, del S.XVIII.

Textos: Juan Carlos López de su alocución semanal en Radioadaja "Lecciones de historia" del 25/01/12; Manuel Gómez Moreno en "Catálogo monumental de España. Provincia de Ávila"; Jorge Díaz de la Torre en "Un reino de adobe y ladrillo"; María Isabel López Fernández en "La arquitectura mudéjar en Ávila".

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