sábado, 3 de diciembre de 2011

Pedro Rodríguez

Ábside de la Iglesia de San Pedro.
Posiblemente esta localidad sea una fundación de pobladores venidos de la cornisa cantábrica en las primeras oleadas de la repoblación medieval, hacia finales del S.XI. Quizás alguno de ellos, el principal de la jerarquía social, decidió bautizar el núcleo con su propio nombre. Administrativamente esta localidad estuvo incluida en el Tercio de Rágama.

Su iglesia está dedicada a San Pedro Apóstol y sólo conserva de estilo mudéjar su original cabecera, un modelo único en la arquitectura de La Moraña y que Gutiérrez Robledo relaciona con las iglesias salmantinas de Gajates y San Juan de Alba de Tormes.
La cabecera de Pedro Rodríguez representa el barroquismo del estilo en la organización de una arquería única, es más ornamental y posiblemente sea una interpretación del modelo, que aquí se ha enriquecido tanto por la multiplicación de los elementos como por tratamiento concedido a los mismos. Se hace patente también el valor concedido al color en esta arquitectura de tradición islámica se mantiene un ritmo compositivo diferente al de otras cabeceras.
Detalle de un arco.
Formada por un tramo curvo unido en ángulo con otro recto, las arquerías parten de un zócalo de ladrillos dispuestos a soga , encintado por una hilada a sardinel. Más que tratarse de arcos doblados encontramos una primera arquería ciega formada por nueve arcos simples de medio punto que aparece cobijada por otra superior que descansa no en pilastras como es habitual sino en medias columnas encaladas, se remata por un friso de esquinillas del que arranca un ático en el que se alternan ladrillos a sardinel, mampostería, ladrillos a soga, sardinel y mampuesto, aportando un valor ornamental y cromático a este cuerpo que no se repite en otras cabeceras.
Ático del ábside.
El tramo recto se organiza con una serie de cuatro arcos doblados, lo que sin duda es también novedoso, pues en los tramos rectos generalmente el número de arcos es de tres, se corona con una serie de frisos que alternan esquinillas y sardinel hasta llegar a la altura del ático del tramo curvo. Los arcos constructivos del interior son ligeramente apuntados.
La iglesia es de una sola nave que se cierra por una armadura de par y nudillo, en los pies del coro. Tiene adosada una sacristía en el tramo recto del ábside y un pórtico a mediodía en el que se abren dos pequeñas estancias, en una de ellas hay un arco de ladrillo pintado en tonos rojos y blancos con motivos vegetales, ha sido recientemente descubierto el alfiz que lo encuadra.
Retablo.
En 1772 la iglesia estaba en peligro de ruina y en los libros de fábrica se indica que es preciso asegurar la capilla mayor y desmontar la espadaña. Se ordena el cierre de la capilla, aunque esta clausura no llegó a ser efectiva, y por otro lado se apunta la falta de maestros para ejecutar las obras necesarias. En 1787 se revoca y compone la espadaña, que sigue en estado ruinoso. Cuatro años más tarde se pide un informe en el que se indique si procede o no derribarla, solicitando que se haga una nueva.
La armadura de la nave es de par y nudillo y carece de decoración.
El sotocoro es un alfarje de jaldetas con gramiles sobre estribado ornamentado con puntas de diamante. La viga frontal alcanza un gran desarrollo vertical, y recibe decoración de perlado en su barandilla, óvalos y florones, muy parecida a la del sotocoro de Nava de Arévalo, puede fecharse en la primera mitad del XVI.
Sotocoro.





Una de las obras fundamentales de esta iglesia es su retablo mayor, hoy incompleto, pues se han sustituido las pinturas de la parte inferior de la calle central y de las entrecalles de esa zona por un arco de ladrillo que cobija un Cristo gótico.
Cristo gótico.
 Puede fecharse entre 1530 y 1540. Se estructura en tres calles divididas por entrecalles, y cuatro cuerpos. Está dedicado a San Pedro, titular del templo, pero aparecen representados otros santos y escenas del Evangelio. En la calle de la izquierda, y de abajo a arriba: El Nacimiento de la Virgen, la Crucifixión, San Pedro sobre las aguas y la Institución de la Iglesia. En la central, San Pedro y la Asunción. En la de la derecha: la Anunciación, la Huida a Egipto, la Liberación de San Pedro, la Degollación de San Pedro. En las entrecalles: San Sebastián, San Bartolomé, Santa Bárbara y Santa Águeda a la izquierda; San Roque, San Benito, Santa Catalina y Santa Elena a la derecha.
Detalle del sotocoro.














Textos: Jorge Díaz de la Torre en "Un reino de ladrillo y adobe" y de María Isabel López Fernández en "La arquitectura mudéjar en Ávila".

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