domingo, 4 de marzo de 2012

Flores de Ávila

Flores de Ávila desde el cerro de La Atalaya.
Es un típico pueblo de la comarca de La Moraña, rodeado por la estepa cerealística, en el que las antiguas casas de adobe y tapial van siendo sustituidas por las nuevas construcciones, aunque aún pueden admirarse viejas casas castellanas. Hasta el S.XV la localidad se denominaba Vellacos pero este topónimo fue sustituido por el actual nombre, eliminando así las connotaciones peyorativas del anterior. Seguramente Vellacos lo utilizarían los pobladores del entorno para denominar a aquellos  que llegaron aquí más tardíamente. Esta es una explicación semejante en el caso de Tornadizos. En las cercanías del pueblo, se encuentra La Atalaya, un cerro (935 m) desde el que se puede divisar un impresionante panorama de La Moraña perdiéndose la vista desde los límites de las provincias de Valladolid y Salamanca hasta las sierras del Sistema Central.

Arquitectura popular:



Santa María del Castillo:
En el entorno más inmediato de la iglesia se pueden apreciar restos constructivos de una edificación previa que bien pudieran corresponder a una estructura defensiva, puesto que la parroquia recibe la advocación de Santa María del Castillo (al igual que otros templos de Narros del Castillo, Madrigal, etc. en los que se "sospecha" algo semejante). Así mismo, en la misma base del campanario, se conservan vestigios de lo que quizás pudo ser la edificación religiosa previa y podemos ver lo que pudo ser los restos de una espadaña de la que quedarían parte de sus muros y unos arcos hoy cegados.

Restos de otra edificación anterior
en la base de la torre.
Restos de la espadaña en la torre.
Vestigios edificación
religiosa previa.
Partiendo de esta supuesta espadaña se construiría la torre actual de planta cuadrada.
La torre mudéjar presenta esbeltos vanos enmarcados por alfiz para alojar las campanas, unos ligeramente apuntados y otros con traza de herradura. Como únicos elementos decorativos de esta construcción, se disponen unos frisos de esquinilla delimitando casa uno de los cuerpos en que se divide su alzado.
La torre está situada en el lado derecho del presbiterio y posiblemente se macizó sobre la espadaña de una pequeña iglesia pues se advierten los restos de otro arco en el muro cegado de la sacristía.

Torre de tres cuerpos.
Arco cegado adosado a
la sacristía.
Tercer cuerpo delimitado del segundo
con un friso de esquinillas.




Presenta tres cuerpos: el primero con cajones de mampostería y esquinales de ladrillo, tiene frisos de esquinillas. El segundo construido totalmente de ladrillo en uno de cuyos lados, en el flanco Oeste se abren vanos cegados doblados entre los que se dispone una rueda de ladrillo, y que pueden ser los restos de la primitiva espadaña, se remata también con friso de esquinillas. El tercero es el cuerpo de campanas y resulta de gran originalidad la distribución de sus vanos, que van alternando sus formas: en los lados Norte y Sur son de herradura con alfiz, mientras que en los flancos Este y Oeste son apuntados y se encuadran con un arraba.

Arcos apuntados flanco Este.
Flanco Sur, arcos de herradura.
Flanco Norte del campanario.

A mediodía se organiza un pórtico formado por siete columnas de granito con capiteles ornados con pomas sobre las que se disponen zapatas que sostienen una viga de madera y contiene una portada con arco de herradura moldurado con una arquivolta triple cobijada por una arraba. Es el único caso de utilización de este tipo de arco en la comarca aunque se tiene constancia documental de su uso en otros edificios hoy desaparecidos. Las dos zonas descritas, la torre y esta puerta, son las más antiguas y corresponden a la primigenia iglesia.

Portada Sur con arco de herradura
enmarcado en arraba.
Capitel de granito.
Pórtico.
La portada de los pies del templo es de granito, se estructura con un arco de ligera herradura encuadrado por un alfiz del mismo material, una tipología habitual en la arquitectura del momento, tanto en el ámbito civil como en el religioso, pero que aquí presenta una solución inusual en la arquitectura abulense al trazarse el arco con herradura en piedra. Sobre ella se abre un óculo circular para iluminar el coro que se sitúa a los pies del templo.






Entre los últimos años del S.XVI y los primeros del siguiente se llevaría a cabo una renovación completa del templo, que afectaría a la organización de sus tres naves, siendo la central doble de tamaño que las laterales, separadas por amplios arcos formeros de granito de medio punto perfilados por pomas que apean en pilares. Están separadas por cuatro arcos de piedra. Teniendo en cuenta la cercanía geográfica del pueblo respecto a las canteras de granito, el uso de esta piedra resulta normal.
El cuerpo de la iglesia se cubre con techumbres de madera, la nave central con un artesonado y las laterales con colgadizos. Poco es lo que queda de original en estas armaduras, pues se han ido sustituyendo varias de sus piezas, se conservan sólo algunos restos de las vigas antiguas que han aportado información para saber que estuvo pintada con motivos vegetales y animales fantásticos de vivos colores.

Interior organizado en tres naves con cuatro arcos de piedra.


Tras su capilla mayor se edificó en época barroca una amplia sacristía de planta rectangular. A este presbiterio se adosaban otras capillas de menores dimensiones, la de la derecha dedicada a la Virgen del Carmen y que es hoy centro parroquial y la de la izquierda a San Zoilo.

A la nave septentrional se añadieron dos capillas más en el S.XVII: son la del baptisterio que se cierra con una cúpula de media naranja sobre pechinas y la otra es una capilla funeraria, en la que figura un letrero que dice: Johanes de Anzia me fecit, es de 1618 y alberga un interesante retablo barroco con las imágenes de la Inmaculada, santos penitentes y Santa Teresa.

Tabla con Santa Teresa.
Interesante retablo barroco.
Entrada a la capilla
funeraria con leyenda
sobre el arco.


Original es la tribuna soportada por columnas, en la que sobresale su barandilla de madera que presenta una decoración de tablas entrecruzadas que recuerda a los ajimeces o celosías propias del mundo islámico.

Tribuna soportada por columnas y con celosía de tablas entrecruzadas .

Uno de los elementos artísticos destacables es el sepulcro que encontramos en la zona de la cabecera, en el flanco izquierdo en la actual capilla de San Zoilo, antes de los Reyes, que hoy está incorporada al cuerpo de la iglesia, pero que originariamente estuvo cerrada por rejas de hierro. Lo más sobresaliente no es la estatua yacente allí ubicada sino el friso de azulejos que lo decora, un espléndido trabajo de Nicoloso Pisano. Este artista, que trabajó principalmente en Sevilla, realizó aquí su última obra. Hay que tener en cuenta el hecho de que Diego Flores, el personaje que subvencionó estos trabajos, era canónigo de la catedral de la ciudad hispalense.
El sepulcro se compone de tres elementos fundamentales: la escultura, el zócalo de cerámica y el epitafio. La primera es la imagen de un guerrero con el casco a los pies y una espada en la mano izquierda. Le faltan la mitad de la espada, de la mano y el brazo derecho. La cabeza reposa sobre una almohada bajo la cual está el escudo del personaje.

Lápida con letras góticas.
Estatua de guerrero.

Zócalo de cerámica.

Las piezas que forman el frontal de cerámica tienen dos procedencias distintas, Sevilla y Talavera, pudiendo fecharse en el S.XVI. En el central hay una inscripción que dice: Niculosus me fecit 1526 ano de.../. Estos azulejos están pintados a pincel predominando los colores blanco, amarillo, azul y verde. Los motivos decorativos son de tipo naturalista: follajes, coronas de frutas, hojas, un escudo de armas, jarros, niños tocando el violín, pero también temas alegóricos, con un claro mensaje moral, un niño o ángel dormido con la mano en la mejilla y a su lado una calavera y con una cartela que dice Memento mortis tua et non pecavis eternum.


Detalle del zócalo.
Memento mortis tua
et non pecavis
eternum.
 
Niculosus me fecit 1526 ano de.. 


Diablillo y motivos vegetales.
Motivos alegóricos en el zócalo.










En la lápida de mármol blanco encajada entre los azulejos hay una inscripción en latín con letras góticas, que aporta la información sobre a quién está dedicado este monumento funerario, quien mandó relizarlo, cómo murió el personaje y sobre ella un friso con diablillos afrontados que tocan la flauta.
Se desconoce a quién está dedicado el enterramiento, aunque la tradición dice que quien está enterrado allí era el padre de Diego Flores, este hecho no puede confirmarse ya que en el epitafio aparecen los nombres de Andrés y su hijo Jacobus que no coinciden con el fundador de la capilla.

De gran interés es el retablo de la Dolorosa, estructurado con un arco de yeso ornado con medallones, guerreros, aves y leones y casetones en el intradós, motivos propios del renacimiento, momento en el que fue ejecutado. En su interior se organizó en el S.XVII un altar barroco con la imagen de este estilo de La Dolorosa y sobre ella una talla con una iconografía no muy habitual, la Virgen Niña con sus padres, San Joaquín y Santa Ana, datable del S.XVI.

Retablo de la Dolorosa.
La Dolorosa.
Santa Ana, San Joaquín y la Virgen Niña.

Alberga este templo un interesante conjunto de bienes muebles. la mayor parte de sus retablos son del S.XVIII, todos ellos de gran calidad, pero sin duda la pieza más sobresaliente es el retablo del presbiterio iniciado hacia 1525, siendo una obra destacada de la pintura del renacimiento en tierras de Ávila, Parrado del Olmo lo atribuye a un taller cercano a Vasco de la Zarza.
Se organiza en cinco calles y dos entrecalles con tres cuerpos superpuestos, descansa sobre una predela con relieves en los que se representan escenas de la infancia de Cristo. Un total de doce pinturas, atribuidas a Diego de Rosales con temas relacionados con la vida de la Virgen se distribuyen en las calles laterales. En la central están el grupo escultórico de la Piedad, una talla de la Virgen en Majestad con el Niño en sus rodillas, anterior al retablo, y un relieve con el Calvario. Remata el conjunto una imagen de Dios Padre añadido al igual que las figuras que lo acompañan en una época más tardía. En las dos entrecalles se distribuyen varias figuras de pequeño tamaño que representan a distintos santos.

Detalles del retablo Mayor.

Pinturas de las calles laterales relacionadas con la vida de La Virgen:










Calle central con La piedad, Virgen en Majestad con el niño y El Calvario:




 Predela con relieves a los pies del retablo con El Nacimiento de Cristo, La Anunciación y la Adoración de los Reyes:



Figuras de Santos en las entrecalles:







Textos: María Isabel López Fernández en "La arquitectura mudéjar en Ávila"; Jorge Díaz de la Torre en "Un reino de ladrillo y adobe" y apuntes de varias páginas webs.

Más fotos: