Donvidas. |
Las órdenes monacales poseyeron numerosas propiedades en este término. En el S.XIX, las Montalvas, las Carmelitas y los Franciscanos de Arévalo así como las Religiosas de Madrigal, contaban con tierras o bienes que eran explotados por campesinos de esta aldea que debían rentarles por usufructo.
Por lo general ha mantenido su estructura urbana, conservándose entre su caserío buenos ejemplos de arquitectura tradicional -esquina de la Calle Ancha con Calzada de Zamora- y alguna portada en arco.
Arquitectura popular:
Donvidas es una población de reducidas dimensiones que no ha sufrido grandes modificaciones de su traza
Se asienta sobre la base de una pequeña loma sobre la que se alza su iglesia. Seguramente se trata de uno de los emplazamientos, entre las localidades de la Tierra de Arévalo, que más sobresalga del paisaje de estepa que caracteriza a la comarca. De su morfología urbana destaca la considerable anchura de sus calles.
Iglesia de San Juan Bautista. |
La parroquial de San Juan Bautista se alza sobre un pequeño otero al este de la población, donde unos pocos metros de desnivel son suficientes para convertirla en hito y situarla en magnífico mirador. Rodeada de campos de labor, se accede a ella por el norte, ascendiendo una suave rampa salpicada de plataneros. Está construida en ladrillo y bandas de mampostería encintada y consta de sencilla planta basilical en la que originalmente se sucedían enfiladas iglesia y torre, en disposición similar a la de las parroquiales de San Cristóbal de Trabancos o Espinosa de los Caballeros. De ellas se ha perdido la torre tras su derrumbe en el siglo pasado, siendo sustituida por una espadaña de cuatro vanos cuyo frontón repite el perfil del remate del pórtico.
Restos de una portada en la fachada Sur y bandas de mampostería encintada. |
Espadaña que repite el perfil del pórtico. |
Fachada Oeste con los restos de lo que fue torre mudéjar a los pies. |
Ocupan el tramo recto otros tres arcos similares por lado, con el único añadido de estar insertos en una retícula, cuyo larguero coincide en altura con el friso de esquinillas. Sobre ambos un recrecido de época moderna remarca aún más la mencionada verticalidad.
Arcos del tramo recto insertos en una retícula. |
Remate con un friso de esquinillas sobre el que está un recrecido que conserva los mechinales. |
Ábside, arcos de medio punto doblados que arrancan desde el suelo. |
Al interior fue modificada por completo, mudándose sus correspondientes bóvedas de horno y medio cañón por una cúpula elíptica que aúna el espacio y cuya decoración presenta similitudes con Aldeaseca y con San Martín y la capilla de Manuel de Vera en San Juan de Arévalo. Los diferentes restos de pinturas son fruto de diversas intervenciones que llegan hasta 1864. La nave ha sido objeto de múltiples reformas desde el momento de su construcción en las primeras décadas del siglo XIII. Testigos de ellas son los siete contrafuertes que hoy sin orden lógico se la adosan, sin función, cual muletas que nada sostienen.
Asimismo conserva el perímetro y la portada septentrional, compuesta por tres arquivoltas de ladrillo apuntadas, la intermedia con perfil de nacela, que es el mismo que tendrían los salmeres hasta ser mutilados en alguna de las reformas.
Cúpula de época barroca elíptica. |
Fachada Norte en que se ven los contrafuertes. |
Portada original de tres arquivoltas y con el perfil en nacela mutilado. |
Teniendo en cuenta su estructura, todo parece indicar que originalmente cerraría la nave una armadura de madera, a la que podría pertenecer el can labrado y con restos de policromía reaprovechado en el acceso al coro. Aquella armadura fue sustituida por unas bóvedas, cuya traza de 1608-09 a cargo de Pedro Gómez desconocemos. De ellas sólo se sabe que en pocas décadas generaron graves problemas de estabilidad por lo que hubieron de ser reforzadas. Se retiraron un siglo después de su construcción. Las sustituyó una bóveda rebajada de medio cañón con lunetos, estructurada en tres tramos y a la que se sumaba la mencionada cúpula oval de la cabecera. En este caso su autor fue Pedro de Arévalo hacia 1730. Probablemente desaparecerían afectadas por el derrumbe de la torre, conservándose únicamente la articulación de los muros y el arco toral. También son de traza barroca la cúpula que cubre la sacristía y el pórtico, construido hacia 1787-89 en sustitución de uno anterior.
Nave de planta basilical. |
La Mingaliana. |
En el tramo central del muro sur se asienta un retablo de labra plateresca fechado en la inferior de sus tablas centrales en 1557. Consta de predela con relieves de profetas recostados, personajes desnudos y seres híbridos; dos cuerpos, tres calles y remate en frontón con la imagen de Dios Padre. Las pinturas del cuerpo inferior muestran la circuncisión, la Virgen con el Niño frente a un orante que parece ser atacado por un sayón al que detienen otros dos personajes y el nacimiento de la Virgen. En el superior la visitación, la asunción y la anunciación. Ya Gómez Moreno las calificó de “calientes y vigorosas de tono, pero muy incorrectas”; aún permaneciendo anónimo, Parrado relaciona la técnica del autor de su estructura con Pedro de Salamanca. Extrañamente no aparece citado de forma expresa en el inventario de 1619, lo que sí sucederá en posteriores, abriendo la posibilidad de que haya llegado a Donvidas trasladado. Recuérdese como hipótesis –sólo como tal- que la iglesia de El Pozo fue desmontada en la primera mitad del siglo XVII.
Retablo plateresco atribuido a Pedro de Salamanca. En la predela relieves de los profetas recostados. |
Detalle retablo plateresco:
Dios Padre. |
La Anunciación. |
La Visitación. |
La Asunción. |
El nacimiento de la Virgen |
La Circuncisión. |
La Virgen con el Niño. |
El retablo mayor (1648) es obra de Bernabé García, quien también trabajara en los de Martínmuñoz de la Dehesa o el de La Concepción de San Juan de la Encinilla. Consta de una sobria estructura de raigambre clasicista en que sobre el banco se alzan dos cuerpos y ático. Está articulado en tres calles separadas por columnas acanaladas que al tiempo enmarcan las hornacinas rematadas por frontones. Lo pueblan diversas
tallas evidentemente reaprovechadas, sobre las que destacan el Juan Bautista de mano de Juan Arbites (1633) y un crucificado. Fue reparado y dorado en el tercer cuarto del siglo XVIII.
San Juan Bautista. |
Crucificado. |
Retablo mayor. |
En el primer tramo de la nave se asientan una pareja de retablos barrocos. Dedicados a Cristo de la vera cruz (sur) y nuestra señora del Rosario (norte) fueron trazados al tiempo por Andrés Hernando hacia 1741-43, siendo Juan del Castillo quien los llevara a cabo.
Igualmente cabe citar el púlpito, de especial gracia por su diseño vegetal a base de curva y contracurva, rematadas por esquemáticas hojas en los extremos cuyo modelo completo se repite en Barromán o Fontiveros. Se asienta sobre un pilarcillo repujado con motivos renacientes. Vino a sustituir a uno anterior de yeso en 1789-91.
Textos: profesor Raimundo Moreno en "Memoria mudéjar de la Moraña"; Jorge Díaz de la Torre en "Un reino de ladrillo y adobe" y "De paneras y casonas".
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