domingo, 22 de abril de 2012

Tolocirio

  A pesar de su pequeño tamaño, la zona donde se ubica tiene una gran importancia histórica. Inserta en la Comunidad de Villa y Tierra de Arévalo, Sexmo de La Vega, desde que ésta fuera conquistada en 1082 por Alfonso VI fue patrimonio real (territorio de realengo), se ha incluido siempre en la diócesis y jurisdicción de Ávila, salvo entre los años 1.090-1.335/40 en que estuvo vinculada a la mitra palentina y a partir del S.XIX, cuando pasó a depender de los poderes segovianos, perteneciendo en la actualidad al partido judicial de Santa María de Nieva. Su Iglesia fortificada, dedicada a San Pedro Apóstol es semejante a la de otras localidades cercanas como Orbita y Almenara de Adaja, siendo unas fortificaciones determinantes para el control de tierras de cultivo y de caminos de paso que comunicaban Arévalo, Valladolid, Madrid, Segovia y Ávila.
  Siguero Llorente considera que su nombre es una evolución a partir de Tello Dulcidio -hipotético fundador del lugar- que vendría a significar "Tello, el hijo de Dulcidio", mutando a partir de ahí hacia Tellocirio, Tollocirio y hasta su denominación actual.
  Documentalmente, esta parroquia se encuentra incluida en la relación elaborada por Gil Torres en 1.250, en la que se establecía la cantidad con que cada una de ellas debía contribuir al sostenimiento común; allí menciona Tellocirio con una cantidad asignada de XXX morabeitios, lo que indica que se trataba de una aldea de tamaño medio.
  Por su término municipal pasaba, según palabras del Profesor y Arqueólogo Juan Francisco Blanco García, una importante Vía Romana que comunicaba Septimancas, actual Simancas, con Alcalá de Henares pasando por Coca (Cauca romana) y Segovia. Esta información se puede encontrar en "Coca Arqueológica", 1986.

  Arquitectura popular:




  Iglesia de San Pedro:
Iglesia de San Pedro.
  La cronología de esta iglesia debe situarse en torno a la primera mitad del S.XIII.
  Situada en el caserío de la localidad, próxima a la salida hacia Montejo de Arévalo, se encuentra la iglesia de San Pedro; se sitúa por tanto dentro de la trama del pueblo, abierta por el Sur a una amplia plaza y recorrida en su perímetro de poniente y septentrional por pequeños edificios adosados de uso doméstico.
  La iglesia que en origen debió ser conjunto singular, presenta hoy un singular aspecto. Poderosamente llama la atención su ábside semicircular hiperdesarrollado, que pasa por ser de los de mayor tamaño de la comarca, acompañado de su tramo recto. La portada meridional y la pila bautismal de su interior completan el testimonio primigenio de esta fábrica, ya que el resto tanto del interior como del exterior poco parecen conservar de lo que fueron.
  De gran esbeltez, a pesar de aproximarse en gran medida a la proporción dupla, es el ábside de este templo, aumentando el efecto si cabe el ático que lo remata y que lo emparenta con soluciones conocidas en esta zona como pueden ser Almenara de Adaja, en Valladolid o Palacios Rubios, en Ávila. Este gran desarrollo y la disposición estratégica del conjunto hacen pensar en un uso más allá del religioso. La presencia en la comarca de otras torres-atalayas induciría a pensar en esta dirección, así por ejemplo como la ausencia de vanos en la estructura que le dota de una solidez relacionada con ejemplos de arquitectura defensiva o militar. No muy lejos se encuentra en la provincia de Ávila, el ábside de Barromán que, por ejemplo, apoyaría esta tesis.

Vista de la iglesia desde los caños.
Ábside, tramo recto fachada Norte.
Ábside rematado con ático.  
 Sobre un zócalo de piedra, se eleva el tramo curvo del ábside organizado a partir de verdugadas de ladrillo que ordenan cajones de mampostería, apareciendo homogéneamente dispuestos en grupos de cinco. La separación de estos grupos sirve para articular la mínima decoración que presenta este elemento con dobles frisos de ladrillos a sardinel encintados por sencillas verdugadas. Al interior se conserva, en la actual sacristía, un friso de esquinillas que recorre todo el perímetro de perfecto semicírculo que traza su planta, que no permite extraer de momento mucha más información por contar con un grueso enjalbegado, el moderno techo plano oculta el cascarón original.

Tramo curvo del ábside.
Friso de esquinillas interior del ábside,
donde se situa la sacristía. 
Zócalo de piedra.
Verdugadas de ladrillo que
ordenan los cajones de mampostería

de cinco en cinco. 
  El tramo recto de esta cabecera muestra una mayor potencia que su parte semicircular, ya que se estaría hablando prácticamente del doble de su longitud, sin embargo su aspecto es quizás más austero al haber perdido el mínimo elemento ornamental que se veía en aquel, cajones de mampostería de marcada horizontalidad recorren sus muros hasta los esquinales de ladrillo que rematan los mismos. Sobre este elemento se situó una terraza, de función militar, defensiva, a la que se accede por un husillo adosado exteriormente a este tramo recto en su costado meridional y que remata en una galería que recorre todo el perímetro del ábside.
  Un poco más hacia los pies se encuentra la portada de acceso al templo, de composición sencilla y que hoy presenta un pobre aspecto, tras subir una breve escalera se llega hasta un arco apuntado y doblado, rehundido con aspecto de alfiz que le enmarca. Gracias a conservar el arranque de uno de los lados se puede apreciar la forma de nacela del arco frente a la mensulada que parece presentar el alfiz.

Tramo recto del ábside.
Puerta de acceso al husillo.
Portada de acceso al templo.
Husillo adosado. 

Ático del ábside con espadaña y galería.
Terraza de función militar.
Cajones de mampostería recorren
el tramo recto.

  En su interior, absolutamente renovado, se ha perdido lo que por las referencias debió ser un magnífico artesonado, conservando sin embargo una pila bautismal. Esta presenta forma semiesférica y está dispuesta sobre un tenante cilíndrico. El vaso se decora con gallones planos de escaso bulto organizados por una arquería de medio punto en la parte superior, disponiéndose sobre esta una doble incisión recta a lo largo de todo el perímetro. El tenante por su parte, repite el motivo de la arquería y todo apunta a que hoy luce un aspecto desmejorado e incompleto. Las medidas exteriores de estos elementos son de 100x54 cm para el vaso y de 22 cm de altura del tenante. Destaca también, su retablo barroco con una talla central dedicada a San Pedro. Así mismo hay otras tallas en las paredes dedicadas a San Blas, patrón del pueblo, Nuestra Señora del Rosario, su patrona, San Isidro Labrador, la Inmaculada Concepción, y una bella talla de la Dolorosa.

Retablo Mayor.
Vista del interior de la nave.

San Pedro.
Pila bautismal  sobre un tenante cilíndrico con gallones planos
organizados por una arquería de medio punto.


  En lo alto del monte del mismo nombre que el municipio (888 metros de altura) se encuentra una Torre Óptica o Telégrafo que fue empleado durante las Guerras Carlistas como sistema de comunicación y, posteriormente en la Guerra Civil Española.


Caño, al fondo la iglesia.
Torre óptica.

Caño, antiguo lavadero.
  El pueblo cuenta con otros monumentos como los caños, antiguos lavaderos del pueblo que se nutrían de un manantial propio y que crea un pequeño arroyo. Actualmente se hallan en buen estado de conservación.

 Textos: Románico Digital y apuntes de diferentes webs.

Más fotos: