domingo, 27 de mayo de 2012

Muriel

Muriel de Zapardiel.
  Muriel se ubica en una amplia llanura de tierras húmedas regadas por el río Zapardiel.
  El subsuelo de Muriel guarda abundantes restos arqueológicos de casi todas las épocas, lo que testimonia su ocupación desde antiguo. Restos cerámicos celtibéricos, romanos y de la llamada tierra sigillata hispánica tardía aparecen frecuentemente en sus pagos. Otros restos abundantes son trozos de muro hecho de cal, canto y ladrillo, lo que parece ser, el origen de su nombre (Muriel = Muro pequeńo).
  En el pago 'Los Villares' hay restos romanos y en el 'Labajo el Nudo' restos medievales.
Excavaciones recientes han puesto al descubierto una de las necrópolis medievales más interesantes de los últimos tiempos. Se trata de una serie de tumbas, situadas en el costado exterior izquierdo de la iglesia, de estructura antropomorfa y cabecera en ángulos rectos, que representan la particularidad de estar excavadas en tierra y tener sus paredes de ladrillo. Algunas monedas aparecidas en las tumbas permiten fecharlas en torno a los siglos XII y XIII.

Arquitectura popular.
Antigua panera.
Calle de la Iglesia. 

  El lugar, hasta la división provincial del S.XIX, estuvo adscrito a la comunidad de Villa y Tierra de Arévalo, área repoblada por Alfonso VI, según se recoge en la Crónica del obispo Pelayo y posiblemente a cargo de Pedro Ansúrez, como sostiene E.González Díez. En 1.090 el territorio de Arévalo fue entregado por Raimundo de Borgoña al obispo de Palencia.
  La tradición sostiene que Muriel perteneció a la orden del Temple, aunque, como en muchos otros lugares, no hay testimonio documental que lo avale.

Nuestra Señora de la Asunción.
Nuestra Señora de la Asunción:
  Conjunto arquitectónico declarado Monumento Histórico Artístico por Consejo de Ministros y de la Real Academia de Bellas Artes según real decreto del 5-1-1.984. 
  El templo es de época mudéjar, "Uno de los mejores del país" a decir de Madoz -apostillando además que "contiene algunas preciosidades artísticas"-, preside la plaza y en su entorno, hace unos pocos años, se practicaron excavaciones arqueológicas que descubrieron la habitual necrópolis medieval. Ortega Rubio la citaba a finales del S.XIX como Santa María del Castillo  lo que hace suponer que fue construida sobre una primitiva fortaleza; cincuenta años antes el propio Madoz la citaba con el nombre actual.
  Se trata de un edificio de planta basilical distribuida en tres naves separadas por dos columnas. La nave central presenta mayor anchura que las laterales y presenta sendos ábsides escalonados y una sacristía en su flanco septentrional a la altura del presbiterio.

Planta basilical distribuida en tres naves y separadas por dos columnas.

 Íntegramente de ladrillo, su nave central se cubre con una armadura mudéjar de par y nudillo sujeta por doce pares de tirantes, mientras las laterales están cubiertas a una sola vertiente. Conserva todavía restos de policromía y hacia la zona central de la nave se puede leer la fecha de 1.258, dato de gran utilidad para la datación del edificio.

Armadura mudéjar de limas y ochavada con doce tirantes.
Detalle armadura: can.
Pechina con artesones
triangulares.
Detalle armadura.


Detalle armadura: can.
Pechina con lacerías
y estrella de nueve.
Inscripción: "AÑO DE 1.258"

 Intervenida entre los S.XVI y SXVIII, a época medieval tan sólo pertenecen el ábside central y el del Evangelio, asentados sobre un basamento pobre de mampostería. La articulación se solventa en tres niveles, los dos inferiores de arcos ciegos doblados, el superior de recuadros ciegos y doblados también. El ábside meridional, como el conjunto de la cornisa -de pequeños arcos- pertenece a una de las reformas que se llevaron a cabo en el templo en época moderna. Carente de decoración externa, es de mampostería con hiladas de ladrillo y posee una pequeña ventana central a modo de saetera. En la intersección de éste ábside con el central se aprecia el arranque de los arcos ciegos de su primitiva fábrica.

Arranque de arquerías
del ábside original.
Ábside meridional de
la reciente reforma.
Cabecera de triple ábside.

  En el interior los tres ábsides se abovedan con cuarto de esfera. Hasta la restauración que experimentó el templo en 1.996, el central estaba oculto por un retablo barroco. El del lado del Evangelio, tiene un vano en el centro ligeramente abocinado y enmarcado por un arco de medio punto formado por tres roscas. A los lados de este se disponen dos arcos de medio punto. Es de suponer que el ábside primitivo de la Epístola seguiría el mismo esquema.


Interior de los ábsides abovedados con cuarto de esfera.


Ábside del Evangelio.
Ábside de la Epístola.
Ábside central.

   En cuanto a la datación, a partir de la inscripción del artesonado, según la cual la iglesia fue construida en 1.258, y del esquema decorativo de la cabecera, Manuel Valdés ha propuesto como cronología relativa los últimos años del segundo tercio del S.XIII. Los ábsides más antiguos presentarían algunas semejanzas con San Pedro de Alcazarén, obra muy permeable a las experimentaciones del mudéjar abulense, como el ábside de Santa María del Castillo en Madrigal de las Altas Torres.
   En el lado de la epístola se conserva una interesante portadita en piedra de granito del siglo XVI, de estilo clasicista, con fino almohadillado geométrico.
  El interior presenta un abundante mobiliario, en parte debido a la magnificencia del licenciado Francisco de Henao, Regente de Sevilla y Oidor del Consejo de Indias, muerto en 1584, cuyo archivo de escrituras y juros, censos y papeles relativos a la iglesia puede verse empotrado en uno de los muros y adornado por portada de estilo clasicista.

Archivo de escrituras de Francisco
de Hernao.
Portada meridional con almohadillado
geométrico.
Baptisterio.

  En el presbiterio se encuentra un lucillo sepulcral sin bulto funerario, de Juan de la Cárcel, Regidor de Arévalo, muerto en 1468. Los retablos son de los siglos XVII y XVIII. Entre las piezas escultóricas hay que destacar un sagrario del siglo XVI, un Crucifijo en una hornacina del muro, una imagen de San Antón y un Apóstol de la escuela de Gregorio Fernández; y la Virgen con el Niño, de un seguidor de Berruguete.
En la sacristía hay una cajonería de madera policromada. En el lado del Evangelio y en tribuna exenta se encuentra un notable órgano, salido en 1768 del taller que Isidro Gil tuvo en Cervillego de la Cruz. El organero era natural de Muriel de Zapardiel y éste es el primer órgano que salió de su taller.

Santa Teresa de
Jesús.
Apóstol, escuela de
Gregorio Fernandez.
Sagrario del S.XVI.

Virgen con el Niño,
escuela de Berruguete.
Crucifijo en una
hornacina. 
San Antón, escuela de
Gregorio Fernández.

  La torre se encuentra separada de la iglesia ya que en la edad media, todo este conjunto, debió pertenecer a una encomienda de los templarios, orden religiosa y militar (pero como se ha referido antes no hay documentos que confirmen esta afirmación), y la torre era una torre vigía de carácter civil, dentro de la encomienda, cuya singular escalera de acceso la emparenta con formaciones amuralladas como la de la vecina Madrigal, . Pocos son los conjuntos arquitectónicos que se encuentran en Espańa de estas características.
 Dentro del término de Muriel se encuentra la ermita de Nuestra Señora de los Remedios que contiene un interesante retablo barroco.


San Roque, patrón de
Muriel.
Órgano sobre la tribuna.
Torre-Atalaya.




Ermita de los Remedios.
Retablo barroco de la ermita.
Torre-Atalaya.

Textos: Románico Digital; Madoz en "Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar"; Celso.net y  tierrasdemedina.galeon.com

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